Psicodrama angular de sueños que se desvanecen. De lágrimas que empiezan su camino de regreso y manchas que emborronan la realidad…..El invierno oscurece mi casa de batallas que quizá siempre estuvieron perdidas. Ya no quedan rayos en las intranubes y nuestro amigo el Cormorán se sumerge en el abismo en busca de la brújula perdida.
Pentagrama futuro donde los reflejos de castillos sean nítidos y las ondulaciones solo sean vibraciones de una guitarra que empieza a sonar. Se desvanece una obra conjunta de seres desconocidos. Barreras de indignados que gritan para evitar que el alud nos lleve en una oleada de desequilibrio. Irreversible, se evaporan entre la niebla de este tímido invierno.
Perseguidos por el Libertango de Piazzolla, escapo en un apasionado firulete. Las fauces de Fenrir arremeten contra la nota del detache, azotando el susurro que un día fue la voz del insurgente.
Sacrificios de ojos que me hacen recordar que una vez bebimos del Mimir. Horizontes posibles a los que Freyia nos señala la ruta de nuestro viaje, la travesía de Odin por encontrar la hidromiel con la que escribir mundos mejores..